martes, 28 de abril de 2009

४ Nadie nos Podrá Detener



40,5x27 cm
Foam 10 mm
RC Brillo
Laminado mate
Marco negro mate

Una voz sentencia la dureza del lenguaje sobre una línea que narra el camino de lo vivido. El que narra camina con un universal fantasma sobre su cabeza. A cada paso lo vence, y de la mano lidia con una especie de sabor amargo o con la certeza de que le duele el cuerpo por una gran derrota. Y el mundo viene a mi a través de mis pasos.
Es una carta que se escribe desde dos tiempos; el ajeno que va sucediendo en instancias fuera de nuestro control y aquel que se instala dentro de los cuerpos. Es importante temporizar los accesos, las salidas de emergencia, el momento en que decides que no hay más un lugar para esa ilusión absurda, masticar las ausencias. No creo que sea importante acumular desempeños múltiples de manera arbitraria, todo de la manera más cómoda y sistemática, asignándole una hora precisa, un vestuario, los colores perfectos en el rostro. Es más bien todo lo contrario, borrarte como una inscripción de tiza en el pavimento mientras llueve, rehacer el cuadro o volver a la primera página del libro. Después de tanto desorden dejo de ser una veleta, me baño a una misma hora todos los días y saludo a mis padres una y otra vez, tantas veces como entre y salga de casa, leo volviendo al párrafo anterior y trato de explicarme con cautela y sin versos, sin remordimientos. A esta hora de mi vida el tiempo se divide como al comienzo de la carta, en dos relojes que marchan al compás de la necesidad de quienes andan fuera y dentro. Uno de ellos, se sostiene en unidades particulares que se suceden siempre y cuando la que antecede tenga un fin. No comprenderé si el pasado es tan solo una hipótesis hasta que termine de escribir ni tampoco dormiré hasta comprender ese pasado que ya no existe.

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